Charly y su premiación por el APDAYC


Coincidió que tenía que ir al diario La República para salir de “comisión” y tomar fotos como si fuera un reportero gráfico más. Era martes 22 de septiembre, un día antes de darle la bienvenida a la primavera, un día antes del concierto en Lima de Charly García, del día que regresaba a los escenarios tras su recuperación de las drogas.

Desde las 9 de la mañana, yendo a una marcha de Construcción Civil, almorzando en “Ricardo”, un huarique del Centro de Lima que incluso salió en el programa del buen Gastón. Ese día, esa tarde, a las 5, en el Swissötel el APDAYC premiaría al genio García por su trayectoria como músico y La República estaría ahí.

Junto con Adriana, una compañera y amiga de las clases y de la vida, respectivamente, alzamos nuestras manos y elevamos nuestras voces para estar presentes. Carta abierta, señores, y fuimos hacia el 5 stars. Trámite burocrático el de esperar a que pasemos. La prensa, entre la que nos filtramos, se confundía con algunos incondicionales que esperaban aunque sea una señal de Charly, pero el genio permanecía adentro.

Ya. Entramos y al segundo piso. Cuando llegamos Charly ya estaba sentado en la mesa, junto a Julio Andrade y Armando Massé, el director de APDAYC, además de los músicos de Charly, unos sentados, otros de pie.

Flashes, incluyendo el mío, que cogí buena posición iluminaban el, de por sí, ya blanco rostro del músico argentino. Ahí estaba Charly, a tan solo tres metros de mí, más que un sueño. Ya no era el loco de siempre, el que deja, incluso, las conferencias a medias. Esta vez contestaba, con una sonrisa cómplice, como de niño, porque eso parecía, un niño que recibía toda la atención del mundo, el niño genio que fue cuando, a los 12 años, ya era profesor de piano.

“Charly, ¿cómo te sientes de salud luego de tu recuperación de las drogas?”, fue la pregunta que alguien lanzó por ahí. Charly se demoró en contestar, parecía que la pregunta demoraba en llegar a sus oídos por tantas pastillas que se ve obligado a tomar. “Me duele un poco la muela”. Say no more. Ese es Charly, así de genio.

El 23 daría su concierto. Qué linda primavera la que se vendría, pero eso es motivo de una nueva entrada. De momento, chequeen las clandestinas fotos que le pude sacar.

Coincidió que tenía que ir al diario La República para salir de “comisión” y tomar fotos como si fuera un reportero gráfico más. Era martes 22 de septiembre, un día antes de darle la bienvenida a la primavera, un día antes del concierto en Lima de Charly García, del día que regresaba a los escenarios tras su recuperación de las drogas.

Desde las 9 de la mañana, yendo a una marcha de Construcción Civil, almorzando en “Ricardo”, un huarique del Centro de Lima que incluso salió en el programa del buen Gastón. Ese día, esa tarde, a las 5, en el Swissötel el APDAYC premiaría al genio García por su trayectoria como músico y La República estaría ahí.

Junto con Adriana, una compañera y amiga de las clases y de la vida, respectivamente, alzamos nuestras manos y elevamos nuestras voces para estar presentes. Carta abierta, señores, y fuimos hacia el 5 stars. Trámite burocrático el de esperar a que pasemos. La prensa, entre la que nos filtramos, se confundía con algunos incondicionales que esperaban aunque sea una señal de Charly, pero el genio permanecía adentro.

Ya. Entramos y al segundo piso. Cuando llegamos Charly ya estaba sentado en la mesa, junto a Julio Andrade y Armando Massé, el director de APDAYC, además de los músicos de Charly, unos sentados, otros de pie.

Flashes, incluyendo el mío, que cogí buena posición iluminaban el, de por sí, ya blanco rostro del músico argentino. Ahí estaba Charly, a tan solo tres metros de mí, más que un sueño. Ya no era el loco de siempre, el que deja, incluso, las conferencias a medias. Esta vez contestaba, con una sonrisa cómplice, como de niño, porque eso parecía, un niño que recibía toda la atención del mundo, el niño genio que fue cuando, a los 12 años, ya era profesor de piano.

“Charly, ¿cómo te sientes de salud luego de tu recuperación de las drogas?”, fue la pregunta que alguien lanzó por ahí. Charly se demoró en contestar, parecía que la pregunta demoraba en llegar a sus oídos por tantas pastillas que se ve obligado a tomar. “Me duele un poco la muela”. Say no more. Ese es Charly, así de genio.

El 23 daría su concierto. Qué linda primavera la que se vendría, pero eso es motivo de una nueva entrada. De momento, chequeen las clandestinas fotos que le pude sacar.

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